martes, 4 de agosto de 2009

Uti Possidetis.

Allá por el Paleolítico Superior, nos conocimos de la manera más romántica, empalagosa y otros adjetivos que provocan diabetes que nadie pueda imaginarse: A través de bakala, ese inframundo. No recuerdo si le escribí yo o si me escribió él, lo que sé es que me gustaron las fotos que tenía y algunas tonterías que puso en la descripción. Pim, pam, pum, y quedamos para "tomar algo": Allí se plantó, un par de años mayor que yo, con una chaqueta azul, unos vaqueros y una camisa. 1'80, un cuerpo bonito, unos ojos miel y una bonita sonrisa. Más mono...

Ese día él andaba ennoviado, y aunque estuvimos cerquita de besarnos (y besarnos equivalía a llevármelo a casa y hacer de él un hombre), me contuve. Yo siempre tan imbécil.

Pero volvimos a quedar, y curiosamente para aquel entonces él ya no estaba con nadie. Aquella era la mía... Y vaya si lo fue: Se quedó en mi casa a "dormir", y fue todo muy bien. Por ello hubo otras veces, y grandiosos polvos en hoteles, su casa de Sevilla, mi casa en mi ciudad, su casa en nuestra ciudad en común, etc... Incluso una mamada increíble que le hice en el baño de un garito al que solíamos ir cuando quedábamos (y es que a mí las mamadas se me dan genial, no es por nada).

El último polvo fue a finales de 2006. Uno de los mejores polvos que he echado en mi vida: Después de unos preliminares de escándalo (¿olvidé decir que tiene un piercing en la lengua que usaba magistralmente bien?), sabía hacerme flipar mientras se la met... Y ese día aguantamos horas (intuición de que era el último y mucho deseo contenido, creo). Al día siguiente, me temblaban las piernas y fui a desayunar a casa con cara de no sé muy bien qué. Sería de relax, claro.

Pues bien, me contó que había conocido a un chico (que yo odio) y se ennovió con él. Con la peor persona que conocía, una reina loca y estúpida que, además, es lánguida y fea. Y claro, yo jodido (bueno, mejor dicho, sin joder). Aunque luego yo también me eché novio durante largo tiempo, pero esa es otra historia que podré contar algún día.

Y colorín colorado, este cuento se... Ah, que no. El otro día volvió a aparecer en mi vida. Una llamada, para invitarme a comer. Yo soy un caballero, y le dije que si me invitaba aceptaba gustoso. Resulta que el buen chico (ya no tan guapo pero igual de hot para mí) estaba soltero definitivamente... Vamos, que quería lo que quería. Y vaya si lo tuvo: Ante la falta de sitio, acabamos echando un polvo de campeonato (breve pero intensísimo) en los baños de mi facultad, cumpliendo una de esas fantasías que siempre había soñado. Su polla seguía igual de apetecible, y aguantó la follada como un campeón, mordiéndose el labio inferior para contenerse todo gemido y/o grato más alto de un cierto nivel de decibelios (el que permitía la intimidad del polvo). Se corrió mientras se la metía, y yo me corrí en su cara, su barba de 4 días. UA (le llamaremos así), se quedó satisfecho. Y yo más.

Como dirían los iuspublicistas, Uti Possidetis. Lo que poseiste, poseerás.

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