miércoles, 12 de agosto de 2009

Desvirgando.

Hoy me he acordado de él. Voy a llamarle PressBoy, porque ya por aquel entonces daba la lata con aquello de ser periodista (y en esas sigue). Y es que cuando nos conocimos, allá por el Paleolítico Superior también, él tenía la tierna edad de... 17 años, si mal no recuerdo.

Él me contó una historia que nunca me creí: Me había visto en otro blog (que sigo teniendo) o en no sé qué fotos que un amigo suyo había visto por ahí. Nunca supe si esa historia era real, pero tampoco me importó mucho. Nos agregamos al messenger y comenzamos a hablar. "Hetero" con dudas, era rubito, algo más alto que yo, con un punto alocado e infantiloide, con un cuerpo normalito, y decía que buena polla. Lo justo para gustarme, obviamente. Además, tenía conversación...

Total, que pasó lo que tenía que pasar. Un día nos vimos en un acontecimiento social de esos que sólo ocurren cada cuatro años, de refilón y sin más que hola y adios. Pero las noches de messenger (qué tiempos...) continuaron, y un buen día decidí quedar con él. Quedamos, lo invité a comer a casa (estaba solo ese día), hicimos pizzas y, entre conversación y conversación, me tumbé y comenzó a masajearme la espalda (o yo a él, no sé quién empezó primero).

Nos fuimos desnudando, hasta que me decidí a comérsela. Ya sobre la ropa interior parecía grande y firme, pero al retirar la tela me pareció tremenda: Bonita, muy dura, grande y deliciosa... Luego le tocó el turno, y nos fuimos a mi cama... Allí me la enfundé y, con una mezcla de miedo y excitación por aquello de su virginidad, se la metí. Le entró rapidísimo (a veces dudo que fuese su primera vez), y estuve allí un rato, dentro de él. La visión era genial: Su cuerpo desnudo, ni muy marcado ni fofo, con buenos brazos y su boca apetecible, mientras yo se la metía y le pajeaba.

Yo en esa época era sólo activo, y no hicimos nada más tras el rato de follada y sus posteriores corridas. Además, se hacía tarde y se tenía que ir, ya se sabe lo que ocurre con los menores "hijosúnicos". Pero si hoy volviese a ocurrir, le hubiese dejado follarme con ese miembro tan atractivo.

Se colgó de mí, la cosa le había impactado bastante (y que no se lea en mal sentido). Yo pasé de él porque tenía otra historia, además, vivíamos lejos y no estaba seguro de que aquello pudiese funcionar. Le duraría un par de meses (el dolor de culo sólo un par de días), y luego fuimos perdiendo contacto.

Hace tiempo que no lo veo, aunque lo sigo teniendo agregado en tuenti y facebook. Ahora está bastante petado sin exageraciones, va al gimnasio y hace deporte, y ha tenido algunas novias, si bien, como él me dice, ha follado mucho con tíos. Y a mí me pone mogollón. Un partidazo, vamos.

Algun día...

martes, 4 de agosto de 2009

Uti Possidetis.

Allá por el Paleolítico Superior, nos conocimos de la manera más romántica, empalagosa y otros adjetivos que provocan diabetes que nadie pueda imaginarse: A través de bakala, ese inframundo. No recuerdo si le escribí yo o si me escribió él, lo que sé es que me gustaron las fotos que tenía y algunas tonterías que puso en la descripción. Pim, pam, pum, y quedamos para "tomar algo": Allí se plantó, un par de años mayor que yo, con una chaqueta azul, unos vaqueros y una camisa. 1'80, un cuerpo bonito, unos ojos miel y una bonita sonrisa. Más mono...

Ese día él andaba ennoviado, y aunque estuvimos cerquita de besarnos (y besarnos equivalía a llevármelo a casa y hacer de él un hombre), me contuve. Yo siempre tan imbécil.

Pero volvimos a quedar, y curiosamente para aquel entonces él ya no estaba con nadie. Aquella era la mía... Y vaya si lo fue: Se quedó en mi casa a "dormir", y fue todo muy bien. Por ello hubo otras veces, y grandiosos polvos en hoteles, su casa de Sevilla, mi casa en mi ciudad, su casa en nuestra ciudad en común, etc... Incluso una mamada increíble que le hice en el baño de un garito al que solíamos ir cuando quedábamos (y es que a mí las mamadas se me dan genial, no es por nada).

El último polvo fue a finales de 2006. Uno de los mejores polvos que he echado en mi vida: Después de unos preliminares de escándalo (¿olvidé decir que tiene un piercing en la lengua que usaba magistralmente bien?), sabía hacerme flipar mientras se la met... Y ese día aguantamos horas (intuición de que era el último y mucho deseo contenido, creo). Al día siguiente, me temblaban las piernas y fui a desayunar a casa con cara de no sé muy bien qué. Sería de relax, claro.

Pues bien, me contó que había conocido a un chico (que yo odio) y se ennovió con él. Con la peor persona que conocía, una reina loca y estúpida que, además, es lánguida y fea. Y claro, yo jodido (bueno, mejor dicho, sin joder). Aunque luego yo también me eché novio durante largo tiempo, pero esa es otra historia que podré contar algún día.

Y colorín colorado, este cuento se... Ah, que no. El otro día volvió a aparecer en mi vida. Una llamada, para invitarme a comer. Yo soy un caballero, y le dije que si me invitaba aceptaba gustoso. Resulta que el buen chico (ya no tan guapo pero igual de hot para mí) estaba soltero definitivamente... Vamos, que quería lo que quería. Y vaya si lo tuvo: Ante la falta de sitio, acabamos echando un polvo de campeonato (breve pero intensísimo) en los baños de mi facultad, cumpliendo una de esas fantasías que siempre había soñado. Su polla seguía igual de apetecible, y aguantó la follada como un campeón, mordiéndose el labio inferior para contenerse todo gemido y/o grato más alto de un cierto nivel de decibelios (el que permitía la intimidad del polvo). Se corrió mientras se la metía, y yo me corrí en su cara, su barba de 4 días. UA (le llamaremos así), se quedó satisfecho. Y yo más.

Como dirían los iuspublicistas, Uti Possidetis. Lo que poseiste, poseerás.